España ha vivido en los últimos años un aumento significativo en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. Las DANAs (Depresiones Aisladas en Niveles Altos), las tormentas mediterráneas y las lluvias torrenciales han causado daños multimillonarios en viviendas, infraestructuras, negocios y vehículos. En este contexto, el papel de las aseguradoras se vuelve esencial no solo para la recuperación económica de los afectados, sino también para fomentar una cultura de prevención y resiliencia.
La DANA que azotó la Comunidad Valenciana en octubre de 2024 y las lluvias históricas que afectaron Ibiza en septiembre de 2025 son dos ejemplos recientes que han puesto a prueba la capacidad de respuesta del sistema asegurador español. Este artículo analiza cómo han actuado las aseguradoras, qué mecanismos se han activado y qué lecciones se pueden extraer para el futuro.
La DANA de Valencia: un punto de inflexión
La DANA que impactó la Comunidad Valenciana en octubre de 2024 dejó acumulaciones de lluvia superiores a los 300 litros por metro cuadrado en apenas unas horas. Según el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), a mediados de abril de 2025 se habían tramitado ya 224.000 solicitudes, el 91% del total de expedientes recibidos, con un importe pagado que ascendía a 2.727 millones de euros. La estimación final sitúa el volumen total de indemnizaciones en unos 4.500 millones, convirtiéndola en una de las catástrofes más costosas para el sistema asegurador español desde que existen registros comparables (Capital.es).
Este episodio evidenció la fortaleza del modelo público-privado español, donde el CCS actúa como garante ante riesgos extraordinarios como inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas. Las pólizas de hogar, comercio, comunidades de propietarios, industrias, vehículos o seguros de vida incluyen de serie una cobertura frente a estos riesgos, mediante un recargo que se abona al CCS.
La presidenta de UNESPA, Mirenchu del Valle, subrayó la importancia de reforzar este modelo:
“La regulación es muy importante, puede fomentar que el seguro juegue un papel más activo frente a estos riesgos. El seguro puede contribuir a que la sociedad se muestre más resiliente frente a estos desafíos si los legisladores lo favorecen.”
Activación de protocolos especiales
Ante la magnitud del desastre, el CCS activó un Protocolo Operativo Especial (POE) que permitió a las entidades aseguradoras privadas colaborar en la gestión de los siniestros. Este mecanismo, utilizado anteriormente solo en eventos puntuales, permitió agilizar la tramitación de expedientes y mejorar la atención a los afectados.
Las principales aseguradoras del país, como Helvetia, activaron dispositivos especiales de atención, reforzaron sus equipos de peritos, habilitaron líneas telefónicas específicas y desplegaron herramientas de videoperitación para acelerar los procesos (El Confidencial).
La presidenta del Colegio de Mediadores de Seguros de Madrid, Elena Jiménez de Andrade, destacó el papel de los mediadores en este contexto:
“Los recientes fenómenos meteorológicos extremos han despertado una mayor concienciación sobre la necesidad de proteger bienes e infraestructuras mediante seguros específicos contra catástrofes naturales. Los mediadores somos clave, ya que no solo asesoramos al cliente sobre la cobertura adecuada, sino que contribuimos activamente a educar en prevención y en la comprensión clara del alcance y las limitaciones de las pólizas.”
El papel de los peritos: rapidez y precisión
La labor de los peritos de seguros fue esencial tras la DANA de Valencia. Según la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de Averías (APCAS), la rapidez y precisión en la evaluación de los daños fue clave para garantizar que los asegurados recibieran la indemnización correspondiente en el menor tiempo posible (Diario Siglo XXI).
La digitalización de los procesos periciales, el uso de aplicaciones móviles y herramientas de teledetección permitieron realizar inspecciones más eficientes, reducir los tiempos de respuesta y mejorar la transparencia del proceso. Esta transformación tecnológica ha sido uno de los avances más significativos en la gestión de siniestros en situaciones de emergencia.
Ibiza: lluvias históricas y respuesta aseguradora
El 30 de septiembre de 2025, la isla de Ibiza vivió uno de los episodios meteorológicos más extremos de su historia reciente. La borrasca ex-Gabrielle descargó más de 300 litros por metro cuadrado en algunas zonas, pulverizando récords históricos y provocando inundaciones generalizadas, cortes de carreteras, suspensión de clases y daños en infraestructuras críticas (Última Hora).
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) calificó las lluvias como “históricas y extraordinarias”, señalando que en un solo día llovió prácticamente la tercera parte de lo que llueve normalmente en todo el año (Diario de Ibiza).
El Ayuntamiento de Ibiza solicitó al Gobierno la declaración de zona catastrófica, tras contabilizar más de 78 avisos al 112, 98 actuaciones de la Policía Local y la intervención de 140 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Las pérdidas afectaron a viviendas, comercios, infraestructuras públicas y servicios básicos como el suministro eléctrico y la recogida de residuos (MSN Noticias).
Cobertura del Consorcio y aseguradoras privadas
Al igual que en Valencia, los daños por inundación extraordinaria en Ibiza están cubiertos por el Consorcio de Compensación de Seguros, siempre que los afectados dispongan de una póliza en vigor. Las aseguradoras privadas han activado sus protocolos de emergencia, ofreciendo asistencia urgente, tramitación acelerada de siniestros y apoyo técnico a los clientes.
El CCS ha confirmado que registrará y gestionará todas las solicitudes de indemnización, incluso si ha transcurrido el plazo legal de siete días desde el siniestro. Las indemnizaciones cubrirán tanto daños directos como indirectos en viviendas, vehículos, locales comerciales, industrias y obras civiles.
Retos y oportunidades del sector asegurador
Los fenómenos meteorológicos extremos plantean varios retos al sector asegurador:
- Aumento de la siniestralidad: La frecuencia e intensidad de las catástrofes naturales incrementa el volumen de reclamaciones y presiona la sostenibilidad financiera de las aseguradoras.
- Educación y cultura del aseguramiento: Aún existe desconocimiento sobre qué cubren las pólizas y cómo actuar en caso de siniestro. Es necesario fomentar la educación aseguradora desde los mediadores y las instituciones.
- Adaptación normativa: La presidenta de UNESPA ha propuesto transformar el protocolo operativo en un convenio estructural que se active automáticamente en situaciones de emergencia. Esto permitiría una respuesta más ágil y coordinada.
- Digitalización y eficiencia: La tecnología debe seguir siendo una aliada para mejorar la gestión de siniestros, la atención al cliente y la transparencia en los procesos.
- Coberturas específicas: Las aseguradoras deben revisar y adaptar sus productos para incluir coberturas frente a riesgos climáticos, especialmente en zonas vulnerables como el litoral mediterráneo y las islas.
Lecciones aprendidas
La DANA de Valencia y las lluvias torrenciales en Ibiza han dejado varias lecciones clave:
- La importancia de contar con un seguro en vigor, que incluya el recargo al CCS.
- La necesidad de actuar con rapidez tras el siniestro, documentar los daños y contactar con la aseguradora o el mediador.
- El valor de los mediadores como asesores y educadores en prevención.
- La eficacia del modelo público-privado español, que ha demostrado capacidad de respuesta

